sábado, 31 de julio de 2010

Le Louvre en julio

En el caliente
hálito del verano,
sudan los mármoles
el frío miedo
de una condena eterna
a feroz fama.

Venus de Milo,
¿a qué dios ofendiste
que te castiga?
Diez mil destellos
desnudan tu blancura.
Pornografía.

Victoria alada,
te ancla a la tierra el humo
de los turistas.
Sus flashes rompen
el recuerdo del aire
que te elevaba.

Nadie os protege,
etéreas bellezas,
de la horda ansiosa.
Es este Louvre
un gran mercado turco,
casa de putas.
¡Quisiera Apolo
devolveros la calma
bajo la tierra,
daros descanso
en aquel yacimiento
del que os robaron!

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